SOLEDAD
CUENTO DE LA COLECCION DE FOTOGRAFIA Y CUENTOS "IQUIQUE EN SEPIA"
Todos los días desde su oficina, miraba a aquél anciano, que pasaba sus días en los bancos de la plaza, estaba rodeado de perros vagos, sucios y hambrientos, estaba igual que él; Lo miraba y miraba, sin poder entender como un ser humano podía llegar a esa condición, como era posible, que estuviera tan abandonado, que estuviera ahí, y así, que había hecho en su vida para merecer ese estado, dónde estaría su familia, si es que alguna vez la tuvo, o que fué de ella. No podía entender porqué, aquél hombre podía vivir, y si a eso se le podía considerar vida, sólo le bastó mirar un poco más, para darse cuenta que existían varios hombres igual que aquél, que le asombraban, que también estaban solos y desamparados en medio de ese inmenso único hogar, la plaza. Pasaba horas pensando y mirando desde su escritorio, las palmeras, los pájaros y los ancianos, desesperándose sin saber que hacer por ellos.
- “-Señor” – interrumpió sus pensamientos su secretaria diciéndole – “Su padre lo está llamando”.
- “Dile que estoy ocupado, no puedo atenderlo ahora” - contestó molesto.
Una vez más, la secretaria, le entregó la misma respuesta al padre de su jefe, quien esperaba, sólo y triste, en una casa vacía, pensando, sin entender que había hecho en su vida para merecer ese estado, dónde estaba su familia, si es que alguna vez la tuvo, o que fué de ella, sin más compañía, que su perro.
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