martes, 13 de diciembre de 2011

ENSEÑANZA

Apretado en su ropa y lentes, el profesor les hablaba enojado a sus alumnos.

- Ustedes no saben nada porque son muy jóvenes. Yo sé, porque soy mayor – y tras una pausa sentenció - Ustedes no tienen razón, yo sí la tengo.

Miró a cada uno de sus alumnos, haciendo resaltar los bruscos movimientos de sus hombros endurecidos, que tanto caracterizaban sus momentos de enojo y rabia, de origen desconocidos para los jóvenes, que lo observan y esperaban a que terminara su mensaje. Con la respiración entrecortada, el profesor le preguntó a uno de ellos, que le miraba con la más profunda incredulidad:

– ¿Usted cree que sabe mucho?.

El alumno lo miró y tranquilamente le respondió:

- El conocimiento es algo tan relativo, prefiero decir que no sé nada, a aparentar, de que lo sé todo.

Apretándose aún más entre su ropa y lentes, intentando protegerse con sus libros de clases, el profesor se retiró rápidamente de la sala, su título y función le habían hecho creer, que el sólo debía enseñar y el tiempo le había hecho olvidar, cómo aprender.

Felipe Olaechea

Escritor, Documentalista, Fotografo

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