jueves, 4 de noviembre de 2010

REGRESO




Salió de la casa y se dió cuenta de que era demasiado tarde, todo estaba muy oscuro, era la noche más negra que había visto, y las luces de los faroles no alumbraban más que a ellos mismos. Como velas distantes en medio de la nada, él sabía que no estaba tan lejos, cientos de veces había recorrido la distancia que lo separaba entre aquélla casa y la suya, solo tenía que seguir el camino de la playa y llegaría, pero esa noche era diferente, empezó a dar pequeños pasos mirando alrededor y entre más miraba, más ojos veía entre las sombras. Del mar, extraños seres nadaban y saltaban entre las olas, mientras que en la arena, formas reptaban vertiginosamente hacia él, y a cada pequeño paso estaba descubriendo más movimientos extraños de sombras condensadas que se le acercaban y más lejos estaba su casa, más solo en medio de la oscuridad, más indefenso a cualquier ataque mortal se encontraba. Por más que caminaba no avanzaba, más lejos estaba y más oscura se hacía la noche, mientras, sus ojos no se detenían, por más que los intentaba cerrar, empezó a sentir un extraño frío surgido de las profundidades de la tierra con aroma a muerte, que le impedía llegar. Hasta que un aullido, rasgó la oscuridad y de golpe lo hizo caminar lo más rápido que podía. A esas horas de la noche, mirando fijamente el suelo, no quería ver nada más, no quería ver las sombras de donde aparecerían fantasmas o monstruos, ogros o extraterrestres, el caminaba y caminaba lo más rápido que podía enfrentándose a la oscuridad.
Sin darse cuenta de cómo llegó, ni de cuánto tiempo tardó, estaba de pie en frente a la puerta de su casa. Temblorosamente sacó las llaves de su bolsillo, con dificultad abrió la puerta, rápidamente prendió la luz, miró hacia la calle recorriendo el camino que atravesó hacia su seguridad y decidió que nunca más contaría historias de fantasmas cuando tuviera que regresar sólo a su casa de noche.
Felipe Olaechea
Fotografias y Cuentos
Coleccion "OJOS DE MAR"